jueves, 30 de diciembre de 2010

"Senderos de Gloria", de Stanley Kubrick (1957)


Extraordinario film anti belicista de Stanley Kubrick que nos muestra con toda su crudeza los horrores de la guerra y la ceguera del aparato militar


(Nota: artículo importado de mi anterior bitácora, "La Ciudad de los Náufragos", que he querido recuperar para la filmoteca de Leo) Como la mayor parte de los amantes y espectadores del cine en general saben y reconocen, el cine bélico se ha convertido con el paso del tiempo en uno de los géneros cinematográficos más celebrados y con mayor éxito de la historia del celuloide, habiéndonos aportado algunas de las mejores y más impactantes cintas jamás proyectadas en una sala de cine y creando verdaderas legiones de incondicionales fans y admiradores de este género a lo largo y ancho del mundo.

Elementos como el heroísmo, el patriotismo, la capacidad de sufrimiento de los soldados y combatientes, así como el propio interés que los conflictos bélicos suelen despertar entre el público en general, son tópicos que desde los mismos comienzos de la industria cinematográfica han alimentado tanto a las mentes de los realizadores como de los espectadores a la hora de realizar y de visionar películas que intenten recoger los elementos que han caracterizado el devenir de la historia de la humanidad desde sus mismos orígenes, siendo por desgracia la guerra uno de los factores más importantes y tristemente frecuentes de nuestra evolución.

A pesar de que por desgracia el ámbito de la guerra y de los conflictos humanos a dejado una huella imborrable a lo largo de nuestra historia (tanto pasada como presente), causando millones de muertos, destrozando la vida y las esperanzas de generaciones enteras y dividiendo a cientos de pueblos desde prácticamente el inicio de los tiempos, el cine bélico (salvo contadas excepciones), se ha centrado especialmente en recoger todas aquellas historias, relatos, operaciones y acontecimientos militares variados pertenecientes a los conflictos bélicos que se produjeron durante el siglo XX, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta la enorme magnitud de las dos guerras mundiales que asolaron la faz del planeta entre 1914 y 1945, con un espacio de apenas veinte años que separó a ambas guerras y en el que tampoco faltaron conflictos militares de algún tipo en determinadas regiones del mundo. Por desgracia, el siglo XX no solo estuvo marcado por estos dos acontecimientos históricos que tanta importancia tuvieron para la caracterización y el desarrollo del mundo en el que vivimos, sino que también se produjeron otra serie importante de conflictos militares ajenos a las fronteras de Occidente que crearon un infierno sobre la tierra en muy diversos países y regiones del extremo y el medio oriente, como la Guerra de Vietnam, la Guerra de Corea o las dos Guerras del Golfo, por no hablar de las innumerables y brutales guerras civiles que asolaron a la mayor parte del continente africano en los años que siguieron a la descolonización europea durante los años 60 y 70.

Todos estos conflictos militares sirvieron, tanto a la industria hollywoodiense como al cine europeo, como fuente de inspiración para realizar una lista prácticamente interminable de películas acerca de dichos conflictos, dando origen a diferentes puntos de vista desde los que poder enfocar la naturaleza de estos acontecimientos militares que enfrentaron a la humanidad durante el pasado siglo. Algunos de estos puntos de vista se centraron en ofrecer visiones grandilocuentes y optimistas de la guerra, dando origen a una serie de películas propagandísticas que trataban de resaltar los valores que supuestamente hacían de la guerra algo digno y honorable, desembocando en cintas bastantes penosas tanto en su contenido como en el absurdo mensaje que intentaban transmitir, como es el caso de “Boinas de Verdes” de John Wayne. Por otro lado, una buena parte del cine bélico que se desarrolló a partir de la década de los sesenta, y muy especialmente durante los años setenta y ochenta, dirigieron sus miradas a transmitir una visión dura, pesimista y muy realista de la naturaleza brutal y sin sentido que caracteriza a la guerra, viéndose motivadas, entre otras cosas, por la reciente derrota y retirada que los Estados Unidos sufrieron durante la Guerra de Vietnam, acontecimiento que dejó y dejará al país marcado para siempre. En este sentido, la industria del cine nos ofreció una serie de magníficas películas de corte anti bélico que nos advertían de las terribles consecuencias que caracterizaban a los conflictos militares, como es el caso de “El Cazador”, “Apocalypse Now”, “Platoon”, “Nacido el 4 de Julio”, “La lista de Schindler” y otras tantas cintas realmente excelentes que nos mostraban el horror de la guerra con toda su crudeza.

La película que he elegido para este comentario se trata de uno de los mejores ejemplos de este último tipo de cine, una película que se centra en advertirnos, no solo de la propia naturaleza autodestructiva y voraz de la guerra, sino también de la ceguera y de la obstinación que suele caracterizar al militarismo en tiempo de conflictos. La cinta a la que me refiero se trata de “Senderos de Gloria”, una de las mejores y más conseguidas películas de ese gran realizador contemporáneo llamado Stanley Kubrick, uno de los mayores genios del Séptimo Arte cuya filmografía ya ocupa un puesto de honor entre las videotecas de todo el mundo, y que curiosamente volvería a reincidir en el cine bélico con la excelente película “La chaqueta metálica”, estrenada en 1987.

“Senderos de Gloria” se trata de una de las cintas más recordadas y analizadas de toda la filmografía de este gran director, no solo por el claro contraste de la cinta en comparación con el resto de las películas de Kubrick (aunque realmente todas tienen algo diferente y realmente especial), sino también por la crudeza y el realismo con el que nos expone los hechos narrados en la cinta, los cuales transcurren antes, durante y después de una pequeña escaramuza militar sin importancia en la Primera Guerra Mundial.


Bienvenidos al Frente Occidental

1916. Ya son casi tres largos años los que han pasado desde que el Imperio Alemán del Kaiser Guillermo II invadiese el norte de Francia en 1914, siendo su ejército efectivamente detenido por las fuerzas aliadas durante la Primera Batalla del Marne, acontecimiento que supuso el fin de la guerra de movimientos y la instauración definitiva de la guerra de trincheras en el Frente Occidental, la cual sumió tanto a los alemanes como a los aliados británicos y franceses en una sangrienta guerra de desgaste en la que ambos bandos perdieron cientos de miles de soldados sin realizar apenas avances significativos en dicho frente. Es precisamente en este contexto en el que dos importantes militares franceses, el general Broulard (Adolphe Menjou), y el general Mireau (George Macready), decidirán mandar a un batallón de soldados a tomar una importante y fuertemente defendida posición alemana detrás de sus líneas, la llamada “Colina de las Hormigas”, en lo que ambos oficiales saben que será una misión suicida, ya que los franceses no tienen ni la más mínima posibilidad de ganar terreno. El oficial que se encontrará al mando de dicho batallón será el coronel Dax (Kirk Douglas), un experimentado militar que sabe tan bien como sus superiores que el ataque a la posición alemana resultará en una acción imposible y terriblemente frustrada, tal y como ocurrirá realmente: ninguno de los soldados franceses logrará cumplir sus objetivos, y muchos de ellos ni siquiera tendrán la oportunidad de salir de sus trincheras debido al intenso fuego alemán, razón por la que el general Mireau llegará a mandar a su artillería que abra fuego sobre sus posiciones para obligar a los soldados a avanzar.


Kirk Douglas durante la brillante escena del travelling por la trinchera, justo antes del ataque

Después de tan nefasta acción militar, y con el peligro de ver manchado su honor, los militares franceses convocarán un consejo militar en el que serán juzgados tres hombres elegidos entre los soldados del batallón por supuesta cobardía durante el ataque a la Colina de las Hormigas, por lo que el Coronel Dax decidirá ser el abogado defensor de los tres hombres injustamente acusados. 

“Senderos de Gloria” es, sencillamente, una película maravillosa, concebida en una línea similar a la de otras grandes películas anti bélicas de periodos anteriores como la genial “Sin novedad en el frente”. Durante la cinta, Stanley Kubrick sabe transmitirnos con toda la sinceridad y la frialdad los horrores característicos de la guerra, y más exactamente de la guerra de trincheras, un tipo muy concreto de combate que supuso la muerte de millones de soldados en el Frente Occidental durante la Primera Guerra Mundial y cuyos efectos pueden ser perfectamente observados a lo largo de la película. Factores como el miedo, los continuos bombardeos de la artillería, el barro, los cadáveres o las insalubres condiciones de vida típicas de la vida en las trincheras nos son plasmados en este film con todo su realismo, sin apenas cortarse a la hora de representárnoslos. Por otro lado, elementos como el cinismo o las absurdas cuestiones de honor en tiempos de guerra llegan a calar muy profundamente en la mente del espectador una vez vista la película, la cual contiene escenas y secuencias realmente impactantes y muy, muy crudas.

La caracterización que se nos hace de los personajes nos hace ver también muy bien la jerarquía de poder que existe en el ejército, presentándonos a los altos mandos militares como figuras casi todo poderosas y muy autoritarias que se creen poseedores de la potestad de hacer todo lo que quieran con sus soldados, sin importarles lo más mínimo la suerte o el destino de todos ellos, los cuales son representados, a su vez, como seres débiles y temerarios que día tras otro se aferran a su vida como si esa jornada fuese a ser la última de su existencia, no pudiendo evitar llorar y gritar de pánico, miedo y angustia (como se nos muestra en algunas secciones de la película).

Por su lado, en lo que se refiere a las interpretaciones, estas llegan a ser realmente magníficas, especialmente las de Kirk Douglas (Coronel Dax), George Macready (General Mireau), y las de los tres soldados que son juzgados y finalmente condenados en el consejo militar (interpretados por Joe Turkel, Kem Dibbs y Timothy Carey), los cuales se encuentran perfectos en sus respectivos papeles transmitiendo al espectador las diferentes sensaciones e impresiones que van viviendo a medida que transcurren los acontecimientos.

A continuación os dejo con un pequeño video que recoge las últimas escenas de la película, aquellas en las que el Coronel Dax, poco después de entablar una acalorada discusión con los generales Mireau y Broulard, se acerca hasta una taberna en la que una mujer de origen alemán comienza a cantar una canción a los soldados franceses allí estacionados, los cuales, después de expulsar una cuantas risotadas, se quedan prendados de la belleza de la canción que emana de la joven cantante y que ellos también conocen, ya que a pesar de ser alemana, se dan cuenta de que es tan humana y siente y padece tanto como ellos. Realmente increíble. (Todos los artículos protegidos por una licencia Creative Commons)

miércoles, 29 de diciembre de 2010

"La Red Social", de David Fincher (2010)


La curiososa historia de los creadores de FaceBook, de la mano de un genial David Fincher


Si tuviésemos que escoger uno de entre todos los inventos e ingenios creados por la raza humana durante la última mitad del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, es muy posible que alguno de vosotros, queridos lectores, dudase en cierta medida a la hora de seleccionar un solo elemento de entre todos los creados durante la era del consumismo y de las altas tecnologías, una era que ha resultado vertiginosa en todos los aspectos, no solo para nuestros mayores, sino incluso para muchos de nosotros mismos que hemos nacido en medio de esta vorágine evolutiva.
Inventos ciertamente reveladores como las pantallas de plasma, el desarrollo de la tecnología informática, los teléfonos móviles, los videojuegos etc…, todos ellos han contribuido a hacer de nuestras acomodadas vidas una existencia mucho más cómoda y placentera, enfocada en muchos aspectos al mundo de la telecomunicación y de los medios audiovisuales.
Pero si tuviésemos que centrarnos en escoger uno solo de entre tantos ingenios, ese sería sin duda alguna Internet, la red de comunicaciones global por excelencia, la cual, comportándose de igual forma que una red neuronal, se extiende hoy en día por todos y cada uno de los lugares más recónditos de nuestro planeta, llevando cantidades ingentes de información en cuestión de microsegundos de un continente a otro e interconectando a millones de personas de toda condición y cultura en el mismo espacio de tiempo. Y por si esto fuera poco, este espectacular sistema se ha ido especializando en los últimos años en un tipo concreto de red que a día de hoy triunfa a un lado y a otro del planeta entre los jóvenes especialmente, permitiendo a su vez la creación de un complejo sistema de relaciones cibernéticas que permiten conocer los gustos, el paradero e incluso las fotos favoritas de tus mejores amigos, un sistema que lleva varios años extendiéndose como la pólvora.
Se trata de las denominadas Redes Sociales, y este es precisamente el tema central de la última película del gran realizador David Fincher, “La Red Social” (“The Social Network”, 2010), la cual nos narra de una forma muy amena y dinámica la curiosa historia de los fundadores de Facebook, una de las redes sociales más populares de la actualidad con casi 500 millones de miembros en su haber y que ya he tenido oportunidad de ver ayer mismo en el cine de mi ciudad.
La historia  
Universidad de Harvard, Massachussets, año 2003. Al estudiante de ciencias informáticas Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg) parece que no le van muy bien las cosas. La alumna con la que conversa en uno de los innumerables bares del campus universitario no hace más que darle largas. No solo le acusa de ser algo “friki” (NERD diría yo) y raro, sino de ser un completo gilipollas en cuanto a su forma de hablar, razón por la que la chica (Rooney Mara) le deja bastante claro que no quiere absolutamente nada con él, ni siquiera su amistad. Este hecho inesperado llevará a Mark hasta su habitación de la residencia en la que convive con programadores amigos como Dustin Moskovitz (Joseph Mazzello) y Eduardo Saverin (Andrew Garfield), quienes le ayudara a crear de inmediato un sitio online llamado FaceMash con el doble objetivo de que los alumnos de la universidad puedan escoger entre las dos tías más “macizas” del campus, así como también vengarse de la chica del bar.
En cuestión de pocas horas la página web creada por estos estudiantes consigue alcanzar las 22.000 visitas, lo que provoca que una buena parte de los servidores que sustentan la red de Harvard se vengan abajo. Mark es rápidamente señalado como el principal responsable de este hecho y es castigado por la junta directiva a seis meses de vigilancia académica, pero eso ya no importa. FaceMash ha calado muy profundamente entre los estudiantes de la universidad y es solo cuestión de tiempo que el invento explote y vaya mucho más allá, y eso es precisamente lo que ocurre. A los pocos días de estos sucesos, Mark entra en contacto con otros tres alumnos aventajados de la universidad, los hermanos Cameron y Tyler Winklevoss (ambos interpretados por el actor Armie Hammer) y Divya Narendra (Max Minghella), quienes después de quedarse asombrados por el repentino éxito de la página de Mark le ofrecen a este un puesto como programador de la página web Harvard Connection.


Los genios detrás de Facebook, en una imágen de la película
Al poco tiempo, a Mark se le ocurre la idea de crear una página web que haga las veces de Red Social entre los estudiantes que llevará por nombre “TheFaceBook”, a lo cual su amigo Eduardo dará su visto bueno y su participación económica en el proyecto. Este hecho decisivo, unido a la intención de los hermanos Winklevoss de denunciar a Mark por robo de propiedad intelectual, y la aparición repentina en la vida de este último de Sean Parker (Justin Timberlake), el co-fundador de Napster (el primer gran programa para descargarse y compartir música gratis en la red), dará un importante vuelco a la película en el que tanto la recién creada FaceBook, como la propia vida de su principal creador, Mark Zuckerberg, se precipitarán a una carrera desbocada con no tendrá un final para nada convencional.
El equipo y la historia detrás de la historia
Con un guión de Aaron Sorkin adaptado de la novela de Ben MezrichMultimillonarios por accidente: La fundación de Facebook, una historia de sexo, dinero, genio y traición”, David Fincher vuelve a sorprendernos una vez más con una estupenda película que nos cuenta una historia que parece repetirse más de lo habitual hoy en día: el nacimiento de los jóvenes billonarios y su relación con el mundo de la tecnología. Desde que Bill Gates y Paul allen (entre otros) saltaron a la fama en los años 70 y 80 con la creación de Microsoft y su sistema operativo por excelencia, Windows, muchos han sido los jóvenes genios que han seguidos caminos parecidos, como el propio Mark Zuckerberg, Sean Parker, Steve Jobs (Apple) y por supuesto Larry Page y Sergei Brin (los creados de Google), contando todos ellos con historias personales muy particulares y curiosas en relación al nacimiento de sus proyectos, al igual que ocurrió con el nacimiento de FaceBook.
David Fincher hacer uso de una duración perfecta para un largometraje de esta clase (121 minutos exactamente que consiguen mantenernos expectantes en nuestros asientos), así como de un montaje excelente y muy acertado para contarnos esta curiosa historia que muchos de nosotros seguramente ignorábamos (yo me incluyo) y que nos enseña todos los trapos sucios, engaños, confabulaciones y demandas económicas que se esconden detrás de estos macro proyectos, donde siempre destaca la presencia de alguien ambicioso que sabe jugar muy bien sus cartas para lograr sus objetivos a toda costa, una temática de fondo que ya hemos podido ver en otras películas pero que en esta su director consigue darla un aire especial y un tanto diferente, todo ello construido sobre una producción muy bien cuidada que hace de la cinta una película muy dinámica y muy bien llevada (a pesar de su abundante diálogo, en ocasiones bastante técnico), y que cuenta tras las cámaras con Jeff Cronenweth (director de fotografía de “El Club de la Lucha), el multi-intrumentista y capitán del grupo Nine Inch Nails, Trent Reznor en las labores musicales (junto al también compositor Atticus Ross), y los montadores Kirk Baxter y Angus Wall, también habituales del cine de Fincher y cuya procedencia del mundo publicitario se deja ver muy bien en la estética de esta película, al igual que en otras cintas anteriores del director (el propio Fincher también viene del mundo de los videoclips publicitarios).
Por otro lado, el reparto de la película es muy acertado y todos los actores están perfectos en la representaciones de sus respectivos personajes, en especial el protagonista del film Jesse Eisenberg, quién caracteriza a la perfección su personaje del fundador de facebook, un chaval joven, desaliñado y despreocupado en cuanto a su apariencia física que paradójicamente pasa de ser una especie de NERD inadaptado en muchos aspectos (la imágen típica que se tiene de los genios informáticos) a crear la red social más grande del planeta, en la que como muy bien se dice en la película "una vez que se prueba, engancha"
A continuación os dejo con el tráiler de una película altamente recomendable y que confieso, a mi me ha sorprendido muy gratamente, pudiendo disfrutar de la historia de aquellos genios que han hecho posible que este blog, entre otros tantos millones de webs, puedan llegar a mucha gente alrededor del mundo, pero sin olvidar que detrás de una fachada bonita, casi siempre se esconde una historia de máxima competitividad que no siempre resulta agradable. Que la disfrutéis. (Todos los artículos protegidos por una licencia Creative Commons)

martes, 28 de diciembre de 2010

"Ed Wood", de Tim Burton (1994)


Excelente película de Tim Burton que nos narra la vida y milagros de Edward D. Wood Jr., "el peor director de la historia del cine"


¿Cuántas veces a lo largo de nuestra vida nos hemos creído algo o alguien que no somos realmente? ¿En cuantas ocasiones hemos tratado por todos los medios posibles de lograr un objetivo o una meta marcados por nosotros mismos pero que finalmente esta ha resultado inalcanzable debido a los más diversos motivos?, y sobretodo ¿Cuántos de esos intentos frustrados han terminado siendo rotundos fracasos sumados en forma de un tachón negro en nuestro expediente personal?

He de reconocer que siempre me ha parecido fascinante la capacidad del ser humano para tratar de superarse así mismo de forma casi constante a lo largo de su vida, colocándose obstáculos a lo largo del camino y esforzándose para tratar de rodearlos y salvarlos de la mejor forma posible, haciendo para ello uso de sus propias cualidades personales, del ingenio innato que caracteriza a muchos, o incluso de la ayuda de otras personas con la intención de alcanzar el objetivo deseado, lo cual resulta francamente loable y digno de admirar en todos los sentidos de la palabra (especialmente en lo que se refiere a aquellas personas que, debido a la mala suerte o a las adversidades del destino, se han visto afectados por más problemas que el resto).
Pero lo que es innegable es el hecho de que en algunas ocasiones las metas que nos hemos propuesto previamente no consiguen llegar a buen puerto, no como resultado de la mala suerte o incluso de nuestra mala estrella, ni siquiera por la intervención de otras personas, sino por nuestras propias limitaciones personales, las cuales pueden llegar a jugarnos una muy mala pasada si nos proponemos realizar algo realmente importante con nuestra vida.
Triste, muy triste pero cierto. Es nuestra ilusión por las cosas, nuestra intención por intentar triunfar en el mundo de la mejor forma posible, nuestra tendencia a intentar emular a los mejores en cada campo y nuestro propio ego lo que, unido en algunas ocasiones a esas limitaciones y a esa falta de talento de la que nosotros no tenemos culpa alguna, puede conducirnos al fracaso y a la frustración.
Por suerte, esto no suele suceder a menudo salvo en algunos casos concretos en los que dicha persona se da cuenta de lo que puede y de lo que no puede hacer y rápidamente rectifica. No obstante hay gente que no desiste en su empeño de triunfar y de seguir adelante manteniendo la ilusión y la esperanza, pero ignorando al mismo tiempo que, por desgracia, no está dotada de las cualidades necesarias para ello.
Si hay una película que me venga a la cabeza en este momento y que además ilustre a la perfección y de forma magistral lo que acabo de comentar, esa es “Ed Wood”, un más que excelente film dirigido por Tim Burton en 1994 y que constituye un buen ejemplo de lo que una persona sin ningún tipo de talento, pero con una gran ilusión y confianza en sí misma puede llegar a hacer por lograr su objetivo, y no digamos ya si ese objetivo es querer igualar a Orson Welles en Ciudadano Kane.
La película nos narra en forma de biopic la vida y milagros del que es considerado por muchos críticos de cine, expertos, periodistas y aficionados como el peor director de la historia del Séptimo Arte, Edward D. Wood Jr., quién durante los años 50 y parte de los 60 y 70 dirigió una notable cantidad de películas de serie B caracterizadas por su bajo presupuesto, sus más que errores de guión, filmación, montaje, fotografía y efectos especiales, una temática propia de la época (invasiones extraterrestres, la Era Atómica de la Guerra Fría, etc…), así como también por las actuaciones de baja calidad de muchos de los actores que le acompañaron durante su carrera, de los cuales destacó sobremanera un ya decadente Bela Lugosi (archiconocido por su sublime interpretación de Drácula en la versión de Tod Browning de 1931), el cual se encontraba más preocupado por hacer frente a las deudas, la depresión y la adicción a la morfina que por realizar una buena actuación en sus películas.
De entre los numerosos films que dirigió Ed Wood a lo largo de su “dilatada” carrera podemos destacar algunos como “Glen o Glenda” (1953), “La Novia del Monstruo” (1955) y, por supuesto, “Plan 9 del Espacio Exterior” (1959), una extravagante producción acerca de una supuesta invasión extraterrestre que se ve precedida por la reanimación de los muertos recientes como parte del plan de ataque, considerada por muchos como la peor película de la historia del cine.
La cinta de Tim Burton parte de una trama bien sencilla: distrito de Hollywood, Los Ángeles, 1953. El aspirante a director de cine y escritor aficionado de obras de teatro Ed Wood (Johnny Depp) está desesperado por introducirse en el mundo del cine. Su obsesión por la materia, así como su intención confesa de imitar a Orson Welles en sus labores de dirección, guión y protagonismo en Ciudadano Kane le llevan a trabajar de repartidor en unos grandes estudios, donde Ed queda fascinado por su funcionamiento interno. Muchos son los que le animan a dar el salto al cine a pesar de sus rotundos fracasos de cara a sus obras teatrales, entre los que están su novia Dolores Fuller (Sarah Jessica Parker) y su amigo Bunny Breckinridge (Bill Murray). Un buen día, Ed ve un artículo en la revista Variety en el que se solicitan directores con experiencia para dirigir una película acerca de la vida de Christine Jorgensen (el primer caso de cambio de sexo conocido a nivel popular en los Estados Unidos). Este hecho, unido al encuentro casual que Ed tendrá con uno de los ídolos de su vida, Bela Lugosi (Martin Landau), le llevará al inicio de su carrera “profesional” en la que Lugosi intervendrá en numerosas ocasiones creando una estrecha amistad con Eddie.


Bela Lugosi (Martin Landau) y Johnny Depp (Ed Wood) en una escena de la película

La película de Tim Burton acerca de la vida de este curioso personaje resulta destacable en prácticamente todos los aspectos de la misma. Realizada en una época en la que su director estaba conociendo un gran éxito con sus películas (ya para 1994 había dirigido films de la talla de “Beetlejuice”, “Batman” o “Eduardo Manostijeras”), y en la que su relación con el actor fetiche Johnny Depp comenzaba a tomar forma definitivamente, “Ed Wood” se trata de una película muy especial y particular dentro de la filmografía de su director, pues a pesar de contar con buena parte de la estética bizarra y en algunos momentos grotesca propia del cine de Tim Burton (una estética que por cierto me encanta y que en este caso no podría ser de otra forma tratando acerca de la vida de alguien como Ed Wood), su estilo narrativo en forma de biografía cinematográfica y cronológicamente perfecta, la idiosincrasia que envuelve al conjunto de la película, tanto a los diálogos como a la propia caracterización de los personajes (repito, es un vivo reflejo de Ed Wood y del mundo que le rodeó), y la excelente mezcla que el director realiza entre los géneros de la comedia y del drama ligero confieren a esta película un status muy grande que la sitúa posiblemente como la mejor película de Tim Burton (personalmente me parece la mejor).
Estéticamente la película es una obra muy acertada, con una utilización espléndida de la fotografía en blanco y negro (parece realmente que estamos viendo una película de serie B de los años 50) y una insólita meticulosidad en todos y cada uno de los detalles que pueden apreciarse en las escenas en las que el personaje de Johnny Depp aparece dirigiendo una de sus alocadas películas (el plató de “Plan 9 del Espacio Exterior” es calcado al de la película original), por no hablar del maquillaje del gran Rick Baker que logra hacer de Martin Landau una copia viviente de Bela Lugosi. En este sentido resulta muy interesante la estética general que logra crear Tim Burton, la cual consigue sumergirnos rápidamente en un mundo surrealista que recuerda a otras películas anteriores como a la fabulosa “El Hombre Elefante” de David Lynch, salvando las distancias, evidentemente.



Cartel de "Plan 9 del Espacio Exterior" (1959)


Por otro lado, la estupenda interpretación de Johnny Depp se ve secundada por un reparto verdaderamente de lujo, con la participación de Sarah Jessica Parker, Bill Murray, la actriz y modelo Lisa Marie (pareja de Tim Burton por aquel entonces), Patricia Arquette, Jeffrey Jones, y por supuesto un enorme Martin Landau espléndido en su interpretación de un decadente y casi acabado Bela Lugosi, la cual le otorgaría un merecido Oscar al Mejor Actor Secundario en 1994.
A pesar de que la película fue muy bien recibida en su día por parte de la crítica (ganó varios premios, entre ellos 2 Oscar, 1 Globo de Oro y su nominación en el Festival de Cannes para la Palma de Oro), no tuvo igual respuesta por parte del público, quién no secundo demasiado bien la cinta y esta tuvo que afrontar una recaudación de taquilla bastante limitada. Aún así, se trata de un film que ha aguantado muy bien el paso del tiempo y que yo mismo suelo visionar bastante a menudo, recordando siempre la curiosa historia de Edward D. Wood Jr., “el peor director de la historia del cine” que nunca desistió en su empeño de seguir adelante y triunfar en un mundo cuyas puertas estaban cerradas para él desde el principio.
A continuación os dejo con una divertida escena de la película en la que Ed y su equipo de rodaje se disponen a rodar una escena de la película “La novia del átomo” (posteriormente renombrada “la novia del monstruo), en la que Bela Lugosi debe luchar contra un pulpo gigante en una ciénaga. Basta con decir que el pulpo de goma es robado de un estudio y que encima se olvidan de coger el motor que mueve sus patas, por lo que Bela debe batirse en duelo con el moviendo al mismo tiempo al pulpo con sus propias manos. Divertidísimo. (Todos los artículos protegidos por una licencia Creative Commons)

"¿Cámara?, rodando...¿sonido?...Ed, no tenemos sonido...eehm...ACCIÓN"

domingo, 26 de diciembre de 2010

Inicio del blog

Hola a todos/as y sed bienvenidos a esta primera entrada del blog:

He decidido crearle con la esperanza de poder sustituir a la anterior bitácora que tenía entre manos y que llevaba por título La Ciudad de los Náufragos, un blog que a pesar de haberle originado con una gran ilusión y con la humilde intención de tratar de aportar un poquito más a este enorme mundo de la blogosfera, la falta de atención y de decicación acabaron por dar al traste con el mismo llegando a suponer su cierre definitivo.

Ahora, con mucha ilusión y una determinación aún mayor de corregir y enmendar los errores pasados, me dispongo a dar origen a un nuevo proyecto que espero, pueda agradar a todos los que en su día disfrutaron con La Ciudad de los Náufragos y, por supuesto, a todos aquellos que no me conocéis y que compartís un gusto común por el séptimo arte y las grandes obras que nos ha legado. Mis más sinceros agradecimientos a todos de antemano.

Poco a poco intentaré ir dando forma al blog, ofreciéndoos mi humilde y particular visión de los temas que trataremos.

Un saludo a todos y os espero pronto!!!